Publicación 05:ESPIRITUALIDAD Y SUS EFECTOS SOBRE EL ADN

Conocemos que el ADN contiene el código genético que hace que las características de los padres se transmitan a los hijos, pero también sabemos que el ADN dirige el diario quehacer de las células. El ADN tiene la información para instruir a la célula qué molécula ha de producir, en qué cantidad y cuándo hacerlo. Por esta misma razón, cuando de alguna manera el ser humano detecta que ha llegado el tiempo, se prenden los genes que controlan el desarrollo sexual de una persona, y las células responsables de esta tarea comienzan a producir las hormonas que corresponden. Todas las instrucciones biológicas que ha de ejecutar la célula están contenidas en su ADN.

 

Una alteración en el código del ADN significa una alteración del programa original y esto se conoce como mutación genética, lo que hace que un ser vivo se desempeñe biológicamente de una manera diferente a lo normal. Una mutación de un gen puede resultar en una instrucción distinta a la normal, en un fallo de instrucción, es decir se omite esta instrucción. En ambos casos el resultado es una función defectuosa o falta de esa función. Por ejemplo, La Hemofilia A, que es una enfermedad en la que se producen hemorragias severas, resulta de una mutación en el gen F8 que está en el cromosoma X, que da como resultado la producción inadecuada del Factor 8 de coagulación. Al existir esta falta de actividad en el proceso de coagulación se manifiestan hemorragias severas.

 

El ADN puede afectarse en un solo gen, como en el caso de la Hemofilia A y otras enfermedades monogénicas; pero, la mayoría de las enfermedades genéticas se deben a alteraciones de múltiples genes. Hay también enfermedades que resultan de la falta de todo un cromosoma (que contiene cientos de genes), estas enfermedades son más serias y entre ellas tenemos el Síndrome de Down y el síndrome de Turner. Otras enfermedades genéticas, en cambio, tienen un cromosoma entero extra. Tanto la falta de cromosomas como la presencia de cromosomas extras resultan de una alteración en el momento de la generación de los óvulos o de los espermatozoides en el proceso llamado meiosis.

 

En la actualidad se logra modificar del código genético de las plantas, con lo que se consiguen especies resistentes a ciertas plagas o con otras características supuestamente ventajosas. Estos productos son los conocidos como alimentos transgénicos o alimentos genéticamente modificados, que son usados cada vez más en la industria alimenticia. El consumo de estos productos en animales ha producido resultados que dejan una preocupación en la seguridad para el consumo humano. Debo ser objetivo en decir que se requiere más estudios científicos que aclaren este aspecto.

 

Por lo mencionado usted podrá comprender que el ADN es una molécula susceptible de ser alterada. Y efectivamente así sucede, muchas veces como un error espontáneo al momento de duplicar el ADN, antes de una división celular; o por los daños que el ADN sufre por efectos de moléculas oxidantes como las llamadas especies reactivas de oxígeno. Otras veces el ADN sufre mutaciones, por acciones externas a la célula, como cuando el material genético es expuesto a radiaciones ionizantes como las generadas por los rayos X, o la radiación de materiales radiactivos, la luz ultravioleta, o por los efectos de ciertos virus,  bacterias, o de ciertos compuestos químicos.

 

Por ventaja para nosotros, las células tienen mecanismos para detectar los daños en el ADN y para reparar esos daños. Esta función tiene lugar mayormente durante el sueño. Pues, varios estudios han comprobado que la deprivación del sueño se asocia a una afectación en la reparación del ADN y a un aumento de la oxidación intracelular que favorece los daños al ADN.

 

Un aspecto importante para tener en cuenta es el hecho de que el ADN, en un momento dado, tiene genes que están inactivos y otros activos. Los genes activos expresan físicamente sus órdenes y los inactivos no lo expresan. Parte del control sobre que genes se activan y que otros se desactivan radica en factores externos al ADN, como los ejercidos por sustancias que están en los alimentos naturales; hay también factores ambientales, psicológicos y sociales que modulan la expresión de los genes. En el año 2019, un estudio de revisión sobre el efecto modulador de la expresión genética de los aspectos espirituales en los seres humanos prueba su efecto benéfico en la expresión genética en los seres humanos. De esta manera, la Epigenética, que es la ciencia que estudia la modulación de las expresiones genéticas sin alterar la estructura del ADN, ha involucrado aspectos físicos, químicos, biológicos, psicológicos, sociales y espirituales entre los agentes que influyen en la expresión de nuestros genes.

 

La relación entre el ADN y lo espiritual nos muestra la Biblia que existió desde el inicio de la existencia humana. Adán y Eva fueron creados inmortales, mientras seguían las instrucciones de Dios. En Génesis 2:16-17 Dios le advierte a Adán que puede comer de todo árbol del huerto, excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si llega a comer de ese árbol morirá.

Efectivamente Adán y Eva murieron luego de muchos años y desde entonces todos los seres humanos morimos.

Ya que la longevidad depende de los genes, intuyo yo, que Dios, luego del pecado de Adán y Eva, estableció cambios en el ADN humano para que se produjera una muerte gradual. Ese cambio es evidente al evaluar la supervivencia de los seres humanos en la Biblia. En el comienzo los seres humanos vivían entre 800 y 900 años; luego, en el tiempo de Noé los seres humanos vivían entre 400 y 500 años y en el libro de Salmos nos indica que la vida de los seres humanos será entre 70 y 80 años. Ahora nos encontramos en este rango de acuerdo con las expectativas de vida de los países desarrollados.

 

En cuanto a los alimentos, inicialmente Dios indica a Adán que debe consumir las plantas verdes que dan semilla así como todo árbol en que hay fruto y que da semilla (Génesis 1:29). Ahora podemos entender mejor la razón de esta instrucción: porque los alimentos naturales ejercen una modulación genética que nos beneficia; no así los químicos que son usados como colorantes y saborizantes en la actualidad.

 

En la Biblia podemos darnos cuenta de que el pecado enferma. No todas las enfermedades son debidas al pecado, pero no podemos desconocer esta realidad. Es más, las iniquidades (una variedad de transgresiones contra Dios), tiene efectos en los seres humanos que se transmiten de una generación a otra hasta la tercera y cuarta generación como nos indica Éxodo 34:7. Esta afectación generacional muy probablemente incluya la vía del ADN.

 

Ante las enfermedades de origen espiritual, Dios no nos deja indefensos; sino que nos provee de una herramienta espiritual poderosa para vencer las enfermedades de todo tipo. En Marcos 9:23 Jesús dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Esto dijo cuando estaba por sanar a un joven que tenía un espíritu mudo y sordo. Si nosotros vemos lo que sucede aquí y en muchas otras sanidades que provienen a través del poder de Dios, podemos darnos cuenta de que la fe tiene un poder muy grande para recuperar la salud, sin importar la enfermedad de la que se trate. Venciendo los daños físicos y funcionales de cualquier naturaleza en el ser humano.

 

Le comparto este conocimiento para que usted llegue a ser verdaderamente sano por siempre.

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